domingo, 16 de marzo de 2014

El panteón indoeuropeo. Breve aproximación a las similitudes entre los dioses indoiranios, grecolatinos y germánicos (Parte IV y bibliografía).



Detalle de una de las piedras de Stora Hammar

Finalmente hemos llegado a la última entrega de este gran monográfico. Esta vez será el turno de los dioses más importantes del panteón germánico. Hemos incluido a los escandinavos puesto que su conjunto de dioses y mitos es prácticamente similar, al fin y al cabo son germanos también.
Por último os ofrecemos la bibliografía empleada para este monográfico; incluimos a su vez material adicional para aquellos o aquellas que quieran profundizar más.



El panteón germano-escandinavo


El panteón germano-escandinavo y, por extensión, toda su mitología, ha sido un motivo recurrente en los últimos años para todo tipo de ámbitos: libros, cine, música, etc. Ha despertado un gran interés, de hecho muchos de los dioses que lo constituyen son bastante conocidos por la mayoría de la gente [1]. Sin embargo, aunque estas divinidades se conocen en cierta medida, casi como si de cultura general estuviéramos hablando, se ignora claramente el origen o la génesis de dichos dioses por las personas ajenas a los círculos especializados. Por ello, en este último apartado, voy a intentar hacer una síntesis sobre las conclusiones de los últimos estudios de dicha cuestión, siguiendo la línea, claro está, llevada hasta ahora, la explicación comparativa con otros dioses indoeuropeos para intentar formarnos una imagen, lo más aproximadamente posible, de los orígenes de estos dioses germánicos. Y, dicho esto, comencemos con una de las divinidades mejor conocidas de este panteón, Odín.


Representación de Odín en una de las piedras de Stora Hammar

 
Odín es uno de los dioses más interesantes del panteón escandinavo (y germánico si generalizamos). Es el principal dios de dicho panteón, aunque esto no siempre fue así, pues suplantó en el transcurso de los primeros siglos de nuestra era a Tyr en el papel de dios soberano, tomando para sí características y áreas de actividad que antes habían pertenecido a este dios y a otros, sin embargo, esto lo veremos más detenidamente en el apartado correspondiente a Tyr.
El nombre de Odín, junto con sus homónimos de otras regiones (antiguo nórdico: Óðinn, antiguo alto alemán: Wôdan, antiguo inglés o anglosajón: Wōden), tiene su orígen etimológico en una antigua palabra indoeuropea, concretamente protogermánica, que hacía referencia al posible “ancestro” de este dios al que se le hacía culto: *Wōđanaz. Según nos comenta Enrique Bernardez en Los Mitos Germánicos dicho nombre significaría algo así como “El que posee el furor”. En principio pensaríamos en el furor guerrero pero su significado va más allá, se refiere al estado de trance vinculado con las prácticas adivinatorias de estos antiguos pueblos, con la magia y el contacto con los muertos pero también con la inspiración y el arrebato poético. Se piensa que Odín en un principio sólo era el dios de los muertos, de los caídos en combate, quizá uno de varios dioses de los muertos pues los otros (en concreto diosas) se encargarían de otra clase de muertos, fallecidos en otro tipo de circunstancias no vinculadas al combate [2]. Por otra parte, cuando Tácito nos habla de los dioses de los germanos, siempre nos los cita comparándolos con los que él ya conoce, los grecolatinos, por ello a Odín los relaciona con Mercurio. Algunas de las funciones de ambos dioses coinciden plenamente (ambos son psicopompo, es decir, se encargan de conducir a las almas de los muertos al más allá, en el caso de Odín mediante las valkirias. También ambos son dioses muy viajeros, adoptando vestimentas muy parecidas en sus viajes, ya sea con capas o capuchas), sin embargo otras funciones no coinciden: Mercurio era dios de los mercaderes, función que Odín no tiene. Por otra parte, aunque los dos conducen a los muertos al más allá o al inframundo, Mercurio no hace distinciones como si las hace Odín. 
“El padre de todos” (Alföðr) como también era conocido, junto con otros tantos nombres que veremos, era el dios de la poesía, de la muerte, del conocimiento y de la guerra. Pertenecía al grupo de dioses conocidos como Ases, en contraposición al otro grupo de dioses denominados Vanes. Los primeros serían dioses vinculados con la aristocracia escandinava, con las castas guerreras y los ambientes cortesanos, mientras que el segundo grupo estaría más relacionado con el mundo de los campesinos, con las cosechas y todo lo concerniente al pueblo llano.


Wotan/Odín ilustrado por Arthur Rackham

 
Como decíamos, Odín recibe numerosos nombres que aluden a sus características más comunes como dios tutelar y soberano y que hacen referencia a numerosos mitos en los que él participa o tiene un papel importante. Algunos de ellos son: Hnikarr (“que inflama”), Kjalarr, (“destructor”), Blindi (“el ciego”), Síðhöttr (“capucha larga”), Veratðr (“dios de los hombres”), Göndlir (“el que tiene el bastón mágico”), etc. Los nombres muestran diferentes facetas del carácter de Odín, o algo de la diversidad de sus actividades: el dios de la guerra y el dador de la victoria, el dios de la magia, el dios siniestro, el dios terrorífico y espantoso, incluso, como decía, algunos nombres encierran mitos en sí.
 
En cuanto a su apariencia física, normalmente tomando ejemplos de representaciones tardías, se le imaginaba como un hombre de edad madura o avanzada, tuerto, y que porta una lanza denominada Gungnir (La palabra significa “producción de un violento temblor”, pues supuestamente sacudía con viveza a cualquiera que era golpeado por ella. Según la mitología fue fabricada por los hijos de Ivald, es decir, los enanos), y fue dada a Odín por Loki en compensación por el robo del pelo de Sif. También se le solía representar montado sobre su caballo Sleipnir, de ocho patas [3].
 
Sin embargo, llegados a este punto, la figura de Odín/Wôdan y sus funciones, una mezcla de la tercera función, la segunda y la primera, nos parece algo ciertamente sospechoso, un dios con demasiados ámbitos de actuación. ¿Por qué esa mezcla de funciones en un mismo dios?, ¿es posible que Odín (y sus homónimos continentales), en un determinado momento, estuvieran relegados a una segunda posición en el panteón germánico? Efectivamente, así parece ser, y no solo eso, sino que en su camino de ascensión a su posición privilegiada de dios soberano fue aglutinando y absorbiendo funciones que no le correspondían en un principio. Es posible que ese “proto-Odín”, en cierto momento indeterminado pero que muy posiblemente corresponda a inicios de la Edad del Hierro, comenzase a cobrar más importancia de la que en un principio debía de tener. Y, en dicho camino de ascensión, una de sus principales “víctimas” fue el dios Tyr. 
Este dios pudo ser en tiempos lejanos el más importante de todos en el área que estamos tratando, el dios por antonomasia, hasta el punto de que su nombre en plural es una denominación genérica para los dioses (tívar) y su nombre propio, en singular por tanto, puede aplicarse a cualquier divinidad masculina. Tyr era llamado Tíw en Inglaterra, Ziu en Alemania y *Tîwaz en los tiempos más antiguos, es decir, el término protogermánico, tal y como veíamos en el caso de Odín con *Wōđanaz. *Tîwaz es la misma palabra que el latín deus, el griego Zeus y el sánscrito devah, entre otras muchísimas derivadas de una raíz indoeuropea que ya hemos mencionado, *dyeu-, referida a la luz del día, al cielo y la luminosidad.



Representación de Tyr y Fenrir en un manuscrito islandés, siglo XVIII


Por tanto, este dios germánico había sido, ya en tiempos de la comunidad indoeuropea, la divinidad masculina máxima, el dios del cielo, sin embargo, en época histórica, aparece relegado a un papel secundario y además bastante indefinido. Por un lado era dios de la guerra, lo que explica que en la interpretación romana se le equiparase a Marte. El paso del cielo a la guerra no está del todo claro. Por otra parte, Tyr estaría relacionado con la primera función de las tres de Dumézil: precisamente sería el dios encargado de la vida social propiamente dicha, lo que se reflejaría en su antiguo apelativo (romanizado) thingus, es decir, “Protector del þing [4]”, y en el único mito que conservamos sobre él: el sacrificio de su propia mano para encadenar al lobo Fenrir.
Ciertamente hay lugares cuyo nombre incluye el de este dios; su frecuente presencia en urnas funerarias y el interior de tumbas apuntan a una cierta popularidad que, sin embargo, es algo harto difícil de analizar en más detalle. En fin, parece que Odín consiguió con Tyr plenamente lo que intentó también con Thor, Freya y otros dioses: sustituir sus antiguos ritos por los rituales de las emergentes monarquías militares consagradas a él [5], y, con ello, acaparar funciones que en un principio no le correspondían.


El siguiente dios que nos toca analizar es el más guerrero de todo este panteón, el más impetuoso, furioso y poderoso de todas las divinidades germánicas pero, a la vez, el más vinculado al mundo campesino y artesanal; nos referimos a Thor. Parece bien claro quién es, qué hace, cómo, por qué y para qué. Claro que las apariencias pueden engañar, pero de todos modos Thor resulta más simple que cualquiera de sus congéneres. Ni siquiera su nombre plantea dificultades de interpretación: significa simplemente “Trueno”. Thor es Þórr en nórdico antiguo, Þunor en anglosajón, Thunaer en sajón antiguo, Donar en holandés antiguo y antiguo alto alemán. Todas estas formas derivan del protogermánico *Þunoraz  y, como hemos comentado, tiene el mismo origen que la palabra trueno en inglés thunder, (incluso la misma palabra castellana "trueno") al igual que la palabra alemana Donner, la holandesa donder, la sueca tordön y la danesa y noruega torden.  
Lo cierto es que Júpiter y Thor comparten bastantes cosas importantes. En primer lugar, el trueno y el relámpago. Quizá precisamente por intermedio de éste, ambos están asociados con el roble, pues suele decirse que este árbol atrae al rayo. Los dos tienen importantes funciones jurídicas, por ejemplo en la supervisión de los juramentos y las asambleas. Finalmente, Thor y Júpiter portan en la mano un objeto asociado con el rayo y el trueno. De modo que las semejanzas entre el dios germánico y el romano son más que suficientes, y no tiene que extrañarnos en absoluto que nuestro jueves sea el Donnerstag de los alemanes y el Thursday inglés.  



Thor, por Arthur Rackham.



Pero Thor no sólo se parece a Júpiter. Entenderemos mejor lo que representa el pelirrojo si recordamos brevemente a algunos otros dioses indoeuropeos que guardan profundas similitudes con él. Por ejemplo, el ya comentado Indra, que, como Thor, es fuerte y pelirrojo; ambos son grandes bebedores y enormemente populares entre los fieles; los dos combaten contra un gran monstruo relacionado con el agua (Thor con la serpiente de Midgard; Indra, con Vritrá). Indra fue inicialmente el más importante de los dioses en el panteón indoiranio, aunque luego quedó relegado al papel de divinidad de la función guerrera, y lo más probable es que con Thor sucedió algo parecido, pues se trataba originalmente, igual que ocurría con Indra, de un dios atmosférico, es decir, parte del culto solar y celestial que probablemente dominaba en la Edad del Bronce y los primeros tiempos germánicos: quizá sea *Þunoraz esa figura armada de gran hacha que aparece tantas veces en los grabados rupestres escandinavos, aunque el desarrollo histórico de la religión hizo que ese aspecto de su divinidad fuera perdiendo importancia a favor de su función guerrera, además de que su principal instrumento, el hacha, finalmente, por motivos que desconocemos, fue transformándose poco a poco en su característico martillo Mjöllnir [6]. 
Y las cosas no terminan en estas semejanzas de Thor e Indra, Thor y Júpiter o Zeus. El eslavo Perun tiene muchos rasgos comunes con nuestro dios del trueno, y, como él, blande una maza o un hacha. Además a los dos se les relacionaba con las cabras, consideradas sus animales favoritos para el sacrificio. Ni que decir tiene que ambos arrojan rayos y producen truenos y su común árbol sagrado es el roble. Por todo esto, los vikingos suecos en Rusia, llamados varegos, vieron a Perun como plenamente equiparable a Thor, hasta el punto de erigir un templo a Thor/Perun en Kiev. 
Prácticamente lo mismo podemos decir del lituano Perkunas, el letón Perkons así como su equivalente prusiano, los celtas Sucellus, Taranis y Dagda, todos ellos portadores de una maza o martillo, fuertes, con un apetito voraz, dueños de la atmósfera, etc.



Estatuilla del dios Frey. Periodo vikingo (siglos VIII-X)


El último dios que vamos a abordar en esta monografía es Frey. El nombre de este dios, cuyo origen etimológico posiblemente se corresponda con el proto-germánico *Frauwaz,  significa “Señor”, y es simplemente el masculino de Freya, su hermana, también una diosa de la fertilidad y del amor. Se ha propuesto que el nombre original completo en nórdico pudo ser Yngvi-Freyr (inn) Fróði: Nuestro Señor Yngi, el Fructífero. Ciertamente, numerosas fuentes nórdicas hablan de Yngvi-Frey, y en la forma Ing aparece en Inglaterra y el continente europeo. Por otra parte, igual que sucede con Freya, la denominación “Señor” es exclusiva de Escandinavia. Es posible, aunque nada seguro, que otro de sus nombres fuera Saxnot, dios que aparece en una fórmula de bautismo sajona del siglo IX y en la forma anglosajona Seaxnot, también en Inglaterra. 
De Frey tenemos probables imágenes desde tiempos muy antiguos. En el norte de Alemania y en Dinamarca se han encontrado ídolos que representan una pareja, masculina y femenina, que no son sino ramas con forma especial a las que se ha añadido toscamente el rostro marcando los atributos sexuales, o una figura masculina que consiste en una rama bifurcada con un vástago central que representa un falo entre dos piernas. 
A parte de estas cosas, sabemos poco de él, si bien no hay duda de su enorme importancia: forma parte de la trinidad divina fundamental del paganismo clásico escandinavo, las tres funciones de los dioses indoeuropeos: Odín, Thor y Frey, siendo representante de la tercera, la que garantiza salud, fertilidad y riqueza. Pero mientras que la primera corresponde casi en exclusividad a Odín y la segunda a Thor, son legión las divinidades, espíritus y seres sobrenaturales encargados de la tercera: además de Frey está su hermana Freya, pero también los elfos, súbditos a su vez de Frey. Por otra parte, este dios es rey y creador de la dinastía de los Ynglingos, la primera y más importante de Suecia, aunque también recibía culto en otros sitios, y los poderosísimos condes de Lade, en el norte de Noruega, juraban por Frey, Niörð (el padre de Frey y Freya) y un tercer dios que no podemos identificar.
El animal que representa a Frey es el jabalí, y tiene uno especialmente luminoso, así como un barco maravilloso. También se le asociaba a los caballos, seguramente desde tiempos antiquísimos. Por último, Frey vive en Álfheim [7], lo que pone de manifiesto la relación de los dioses Vanes y los elfos, es decir, todas las divinidades de la tercera función.

Y así, amigos, damos por concluido este gran repaso a las más importantes divinidades de los tres panteones indoeuropeos. Esperamos desde Antiquus que la explicación haya sido lo más amena posible y os haya despertado el interés por este tema. Por ello, os proporcionamos, tal y como prometimos, una pequeña lista bibliográfica con los títulos empleados para el monográfico y otros que recomendamos desde Antiquus para quienes quieran profundizar más en la historia de las religiones, los mitos y el origen de las creencias. ¡Saludos y hasta pronto!


Bibliografía


  • Bermejo, J.C. El mito griego y sus interpretaciones. Madrid, 1988.
  • Bernardez, E. Los mitos germánicos. Madrid: Alianza, 2010. Alianza Ensayo.
  • Blázquez, J. María, et. al., Historia de las religiones de la Europa antigua. Madrid: Cátedra, 1994.
  • Chadwick, J. El mundo micénico. Madrid, 2005.
  • Diez de Velasco, F. La historia de las religiones: métodos y perspectivas. Madrid: Akal, 2005.
  • Dumézil, G. Los dioses soberanos de los indoeuropeos. Madrid, 1999.
  • Frazer, J. La rama dorada. México: Fondo de cultura económica de España, 2006.
  • Gimbutas, M. Diosas y dioses de la Vieja Europa (7000-3500 a.C.). Madrid: Siruela, 2014.
  • Rappaport, R. Ritual y Religión en la formación de la humanidad. Madrid, 2001.
  • Scheid, J. La religión en Roma. Madrid, 1991.
  • Villar, F. Himnos védicos. Madrid, 1975.


Carlos Alberca


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[1] Esto también se puede extrapolar a otras mitologías, como la céltica, quizá como resultado de ciertas corrientes new age y neopaganas que han inundado Internet y otros ámbitos en los últimos tiempos.

[2] Tenemos, por ejemplo, los casos de Freya y Hela, diosas que también acaparaban, en sus respectivos reinos, a determinados muertos, como el caso de Hela que atraía para sí a los fallecidos por enfermedad o vejez, nunca los caídos en combate pues para ellos ya estaba Odín.

[3] Algunos autores defienden que el caballo divino no tenía ocho patas y que si se le representaba así era simplemente para resaltar su facultad de correr a enormes velocidad y elevarse por los cielos.

[4] Asamblea de gobierno en las antiguas sociedades germánicas, formada por los hombres libres de la comunidad y presidida por lagmans o hablantes de derecho. Hoy en día el término continúa en los nombres oficiales de las legislaturas nacionales e instituciones políticas o judiciales en los países nórdicos.

[5] En los últimos siglos del primer milenio antes de nuestra era, en la mayor parte del ámbito germánico, se observa a partir de los yacimientos arqueológicos una acumulación de riqueza en los ajuares mayor que en etapas anteriores, algo que ha llevado a pensar en un crecimiento importante de las elites guerreras y nobles de estas poblaciones. Estas elites intentaban hacer llegar los orígenes de su estirpe hasta el mismísimo Odín para así afianzar su poder. Por lo tanto no es de extrañar que el ascenso de Wôdan/Odín en el panteón germánico-escandinavo esté directamente relacionado con el aumento de estas elites guerreras.

[6] Significa "demoledor" y hace referencia a la capacidad de pulverizar del martillo. Está relacionado con el verbo islandés mölva (aplastar) y mala (moler). Palabras similares, todas provenientes de la raíz protoindoeuropea *melə- se pueden encontrar en la mayoría de las lenguas europeas como, por ejemplo, las palabras eslavas melvo (demoler) y molotu (martillo), la holandesa meel (moler), la rusa Молот (molot, martillo), la griega μύλος (mylos, molino), las palabras latinas malleus (martillo) y mola (molino) y las inglesas meal (moler), mill (molino) y mallet (mazo). Se ha sugerido también que el nombre aparte de reflejar los fabulosos poderes de Mjolnir también podría aludir a la naturaleza agricultora de Thor, ya que fue una divinidad muy adorada por los agricultores. Una teoría alternativa sugiere que Mjolnir podría estar relacionado con la palabra rusa молния (molniya) y la galesa mellt (ambas traducidas como "rayo").

[7] Literalmente, “Tierra de los elfos”, “Hogar de los elfos”.
 
 


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